Nedžad Ibrišimović, un distinguido escultor y autor musulmán bosnio -fallecido en Sarajevo el 15 septiembre, a los 71 años- era un veterano de la guerra de 1992-95 que dividió a su país y presidió la Sociedad de Escritores de Bosnia-Herzegovina de 1993 hasta el 2001. El nombre de Nedžad podrá sonar conocido para los mexicanos gracias a la publicación, en el 2000, de su novela corta El Libro de Adem Kahriman, Escrito por Nedžad Ibrišimović el Bosnio, editada por Breve Fondo Editorial en su traducción al castellano realizada por Antonio Saborit y yo.
Cuando el libro salió en español, incluyó un prefacio de Nedžad que nos sorprendió y en el que relata su visita a México en 1982. Entonces, dos años antes de las Olimpiadas de Invierno de Sarajevo 1984, Bosnia-Herzegovina era una "república" constitutiva de Yugoslavia, un país que, pese a su legado leninista, expedía pasaportes a sus ciudadanos para viajar al extranjero. Como lo escribió Nedzad: "No me gustaba viajar, pero cuando me preguntaban si quería ir a alguna parte, decía que quería conocer México". Había visitado París, donde permaneció 10 días y había vuelto decepcionado.
En cambio, México lo deleitó, como lo ha hecho con tantos autores y artistas extranjeros. El libro de Adem Kahriman, escrito una década después, incluía elogios a los hermanos Zapata, Emiliano y Eufemio. Nedžad solicitó una entrevista con Juan Rulfo, cuyas obras admiraba, pero del que había oído decir que era reservado y reacio a aceptar visitas. Consiguió reunirse con el autor al declarar que había viajado 5 mil kilómetros para verlo y obtuvo una cita para el 2 de febrero de 1982, una fecha que amerita ser especificada porque Nedžad recordaba cada detalle de ella 18 años después, a pesar de no haber escrito una sola línea al respecto.
Nedžad había declarado que su visita tenía como objetivo estudiar las luces y las sombras de la Revolución mexicana. "Dije que estaba ahí para conocer al autor de Pedro Páramo". Al escribir al respecto más tarde, admitió que tenía los mismos motivos que numerosos turistas: desde su infancia, lo seducía la "suave sonoridad" de la trompeta del mariachi, pero no lo declaró por temor a que le dijeran que ya había oído esa música en Bosnia y no tenía ninguna necesidad de viajar tan lejos para escucharla. El afecto por la música de mariachi iba de la mano con la primera cosa que hizo al llegar al País: se puso un sombrero, que no se quitó hasta haber vuelto a casa.
Al reunirse con este exótico visitante sombrerudo, Rulfo comentó, tal vez irónicamente: "¡Sí, hace calor!". Los dos autores platicaron de su obra y Nedžad pidió a Rulfo que le diera una lista de lecturas sobre la Revolución. Éste le proporcionó 12 títulos de 10 autores, que Nedžad no reprodujo, aunque describió el fragmento de papel sobre el que los anotó como una de sus pertenencias más valiosas. Viniendo de un bosnio, que había perdido mucho y arriesgado su vida en los frentes de la guerra de Bosnia, este último comentario resultaba revelador de su personalidad. Nedžad, oriundo de una tierra en la que la tradición partisana revolucionaria nacida en la Segunda Guerra Mundial aún permanecía en la memoria colectiva, comentó a Rulfo: "Había quienes sostenían que en México la revolución seguía en pie". Pero éste le respondió: "¡Los rifles ya no se oyen!".
Al preguntarse por qué Rulfo le era tan importante, Nedžad evocó la influencia de Pedro Páramo y añadió su admiración por el comentario de Rulfo: "Escribir... nunca pensé que 30 años después el producto de mis obsesiones sería leído en turco, griego, chino y ucraniano. Éste no es mérito mío. Cuando escribía Pedro Páramo sólo pensaba en la manera de liberarme de tanta angustia. Pues escribir te hace sufrir en serio".
Nedžad agregó en su preámbulo que cuando escribió El libro de Adem Kahriman esperaba que se leería en el resto de Europa. No se le ocurrió que la primera edición extranjera se publicaría en México. Un poco antes, en su prefacio, había señalado: "Solicité a los traductores que me estuvieran escuchando y que antes hubieran traducido alguna de mis obras en la República Checa, Turquía, Albania, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania, encender grabadoras, transcribir y traducir la historia de Adem Kahriman... La propuesta no se realizó". Las comunicaciones telefónicas y postales regulares habían quedado interrumpidas y había tenido la esperanza de que los extranjeros se percatarían de las lecturas de su libro que realizaba vía una pequeña estación de radio en el suburbio de Sarajevo, donde defendió a su comunidad con armas en mano. Pero semejante expectativa era irreal. Por ésa y otras razones, la salida de una versión extranjera se demoró más de ocho años.
La edición mexicana, en cuya portada la editorial irónicamente colocó un detalle de Triunfos del Emperador Carlos V: el levantamiento del sitio de Viena, 1529, disfrutó un éxito honorable en México, dado su reducido tiraje. En la columna Escalera al Cielo, que publicó en Reforma el 7 de enero del 2001, Sergio González Rodríguez lo colocó entre las mejores obras publicadas en México en el 2000. La muerte de Nedžad Ibrišimović me recuerda cómo descubrí su libro y el camino que llevó a su publicación en castellano. Un día lluvioso de 1997, en Sarajevo, mientras visitaba el país después de la guerra en representación de la Federación Internacional de Periodistas, pasé delante de la muy elegante Mezquita Imperial, edificada en el siglo 15 en la ribera sur del Río Miljacka, que cruza la ciudad. Me resguardé del chubasco en un pequeño puesto cercano, donde un anciano estaba sentado con una estufa, una olla y tazas para la preparación del café bosnio, así como pilas de libros dedicados a temas islámicos. Me ofreció un café, que acepté, y otro más, ya que en los Balcanes un solo café es el café del enemigo, en el sentido de que la primera taza es más una expresión de cortesía que una invitación a la amistad.
En ese entonces conocía poco el idioma bosnio y pedí obras escritas en inglés. El anciano del puesto me tendió The Book of Adem Kahriman, Written by Nedžad Ibrišimović the Bosnian, en una de esas ediciones bilingües cuya cubierta posterior, donde inicia la traducción, está escrita al revés de la portada. El libro fue publicado en 1994, durante la guerra, por una editorial bosnia musulmana patriótica e islámica, Ljiljan, junto con la editorial gubernamental Svjetlost, y traducido por Zulejha Ridjanović. Para ser indulgentes, digamos que la traducción era perfectible, pero dadas las dificultades antes mencionadas de publicar en tiempos de guerra, era un hecho perdonable, aunque Antonio Saborit y yo tuvimos más tarde que trabajar con ahínco para corregir algunas interpretaciones erróneas del bosnio al inglés antes de producir su edición en castellano. Pero el brío y la sofisticación de la traducción de Antonio facilitaron la tarea.
Aunque sólo constaba de 100 páginas en su versión bilingüe, The Book of Adem Kahriman me impresionó de inmediato por ser la más sencilla y elocuente de las presentaciones disponibles de la tragedia infligida a los bosnios por sus vecinos serbios. El libro de Adem Kahriman no es una obra inocua, ingeniosa o folclórica. Contiene elementos aparentemente mágicos, relacionados con la resistencia en la que participó Nedzad, en el sitio serbio de Dobrinja. El protagonista, Adem Kahriman, está casado con una serbia, Ljeposava Jović, quien ha decidido permanecer a su lado y se define más como "yugoslava" que serbia. Kahriman, un escultor, escribe un libro cuya existencia de alguna manera evitará los crímenes de guerra, aunque éstos hayan sido perpetrados tiempo antes, y crea delgadas estatuas al estilo Giacometti que él teme infrinjan el veto musulmán ampliamente aceptado, aunque ausente del Corán, de toda representación de la forma humana. Pese a ello, continúa produciéndolas.
El personaje literario de Adem Kahriman es un creyente musulmán y un ser libre que lee los versos de los sufíes persas del siglo 13, Jalalad'din Rumi y Sa'adi Shirazi; los textos místicos escritos en el siglo 10 por los poco conocidos Hermanos de la Pureza (Ikhwan as-Safa), así como literatura bosnia y clásicos antiguos. La narrativa va y viene entre la Segunda Guerra Mundial y el más reciente conflicto balcánico. Relata en parte brutalidades que resultan difíciles de enfrentar. Pero presenta a los musulmanes bosnios bajo una luz humana que los distingue de los estereotipos relativos al Islam que rodearon comúnmente la guerra en Bosnia y se han propagado aún más en los 10 años posteriores a las atrocidades del 2001. Compré y repartí varias copias del libro y cuando Antonio mencionó la posibilidad de publicarlo en México, no cabía en mí de alegría.
La versión mexicana salió cuando yo radicaba y trabajaba en los Balcanes y después de haber conocido a Nedžad Ibrišimović, durante la edición 1999 de las Jornadas Poéticas de Sarajevo, un festival anual fundado en 1961.
A su entrada al teatro, reconocí a Nedžad, a quien había visto en un dibujo enmarcado en la Casa de los Escritores. Lucía espigado y digno, vestido para la lectura de manera algo formal y civil. Yo formaba parte de una pequeña delegación de poetas extranjeros y, cuando me tocó leer, cité dos líneas de The Book of Adem Kahriman: "Sólo hay siete palabras que pueden aclarar mi mente... Ejército de la República de Bosnia-Herzegovina. Cuando digo estas siete palabras no hay pregunta que no pueda responder". Así inició mi relación personal con Nedžad.
Luego se publicó nuestro libro mexicano y estreché aún más mis lazos con Nedžad en años posteriores. Lo visité en el hospital donde recibía tratamiento médico en el periodo que llevó a su muerte. Estaba ansioso por ver publicado en inglés uno de sus últimos libros, Vjećnik, una novela que salió en el 2005 y tiene por título una palabra bosnia inventada que combina los sentidos de "paso" y "testigo". Quería que saliera en inglés bajo el título Eternee, otra palabra hechiza, y admitía que constituía una obra difícil para los lectores bosnios, como también lo sería probablemente para los extranjeros. En el 2010, el libro salió en inglés bajo el título Eternee, en Sarajevo, publicado por la Academia de Ciencias y Artes de Bosnia-Herzegovina, de la que Nedžad era miembro corresponsal. Su último libro, publicado este año, fue una secuela de Vjećnik, Al-Hidrova Knjiga (El Libro de Al-Khidr), en referencia a un misterioso compañero espiritual de Moisés que aparece en el Corán, pero no en las escrituras judías. Los dos libros relatan las experiencias de un hombre que ha vivido miles de años y ha sido testigo de los sucesos de la historia, desde Egipto hasta Bosnia. Si bien estas temáticas son reminiscentes del sufismo, Nedžad descartaba ser sufí y se presentaba simplemente como un creyente musulmán común.
Nedžad nació en Sarajevo en 1940 y llevó a cabo estudios académicos en escultura y filosofía. Escribió más tarde en la publicación estudiantil Naši Dani (Nuestros Días) así como en el diario Oslobodjenje (Liberación). Oslobodjenje fue creado por el movimiento partisano antifascista y recibió un merecido reconocimiento durante la guerra 1992-95 por los heroicos esfuerzos de su personal por seguir publicando bajo fuego intenso. Nedžad trabajó como profesor en el poblado de Goražde, al este de Bosnia, pero decidió dedicarse profesionalmente a la escritura.
Al iniciar el ataque serbio contra Bosnia-Herzegovina, se sumó de inmediato a la defensa de su país como soldado de la Tercera Compañía del Primer Batallón Dobrinja bosnio. Relató luego que los demás soldados en el frente con gusto le habían concedido un espacio de trabajo para que pudiera escribir, así como el uso de su radio para que transmitiera su obra en progreso. No había sido un nacionalista bosnio destacado y confesó más tarde que no entendía lo que ocurría, aun cuando estalló la guerra en 1992, hasta que vio a un soldado con un rifle desde una ventana del edificio en el que vivía.
Hacia el final de su vida, limitó sus actividades públicas a encuentros con niños en escuelas primarias, al aducir que le faltaba tiempo para participar en seminarios, conferencias y demás eventos literarios de importancia. Decía que como escritor, siempre estaba incómodo en la vida pública, aunque fungió como diputado regional para el Partido Musulmán de Acción Democrática (Stranka Demokratske Akcije, o SDA) moderado.Sus primeras y más convencionales novelas abordan la cultura musulmana bosnia en su propio entorno, y expresó antes de su muerte el desagrado que le inspiraba el éxito obtenido por otros escritores musulmanes en Europa y otros lugares gracias a atacar a su patria y su religión. Su primera novela, Ugursuz (El Matón), recibió un premio literario de la ciudad de Sarajevo en 1969 y está ambientada en Bosnia durante los sobresaltos políticos del siglo 19, cuando reformas otomanas y ambiciones austriacas agitaron por partida doble a una sociedad tradicional. Sus siguientes dos novelas, que ahondaron en este tema, fueron Karabeg (1970) y Braća i Veziri (Hermanos y visires), de 1989. Nedžad también produjo volúmenes de cuentos, teatro, poesía y ensayos.
Lo satisfacía ser quien era: un cronista de su país y su religión, un defensor frente a sus enemigos y sobre todo, repitámoslo, un creyente musulmán común y corriente. Pero sé que era amado por la gente de Sarajevo, como los amo a ellos y como lo admiraba a él. Representaba nada menos que la dignidad de Bosnia, su cultura y su historia.
Categoría del Artículo: Balkan Muslims, Bektashi Sufis, Bosnian Muslims
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